Hace mucho tiempo, en España vivía un matrimonio con 7 hijas, cada una de ellas con una discapacidad física o mental.
El padre trabajaba duro todos
los días para poder alimentar a su
familia, se esforzaba desde el amanecer hasta el anochecer y llegaba tan
cansado que ni siquiera cuidaba de sus niñas.
La madre, por desgracia, tenía la obligación de cuidar de cada una de
ellas y la pobre se quedaba todos los días encerrada en casa como una
esclava, cuidando de todas sin ayuda de nadie, ni familiares ni
conocidos.
Un mañana la señora salió al balcón de su casa a tender la colada y le
pareció escuchar un extraño murmullo, la mujer que estaba tan ocupada no
le dio importancia y siguió con sus tareas.
A la mañana siguiente le ocurrió lo mismo, le pareció escuchar más
murmullos, pero esta vez más fuertes y más cercanos y decidió esperar a
que llegase su marido para explicarle lo que le ocurría.
Éste dijo que no tenía importancia, le recomendó que acudiera a un
psicólogo por si eran imaginaciones o algo similar y ella acepto.
Una noche, la mujer llevó a cada una de sus hijas a dormir y ella se
recostó en un sillón y se puso a leer cerca de la chimenea. Seguía
escuchando sonidos extraños y cada vez eran más seguidos, pero como el
doctor le dijo que no le diese importancia, no se la dio y continuó con
su lectura.
Al día siguiente fue a despertar a cada una de sus hijas, como
acostumbraba a hacer todas las mañanas, y asombrada y terriblemente
aterrada pudo ver a 4 de sus hijas destripadas y algunas de ellas
ahorcadas, justamente eran las que tenían problemas físicos,
paralíticas. La pobre mujer entró en una profunda depresión y acudió al
doctor, éste se disculpó por no haberle informado de que tenía sordera
crónica.
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