Esta es una leyenda muy antigua , no se sabe exactamente desde que año provenga, pero al
principio se decía que era un caso real.
Se
dice que ocurrió en un pueblo pequeño , aproximadamente a la
media noche...
Un señor que era muy borracho, andaba como de costumbre en
las suyas. El camino de la cantina a su casa era relativamente
corto, sin embargo era un camino muy solitario, pues ni siquiera había
casas al rededor.
Ese día, ya estando tomado decidió volver a su
hogar, y a una orilla del camino escuchó llorar a un bebé. Intrigado se
acerco, y como no vió a nadie a lo lejos decidió cargarlo y llevarlo a
su casa.
El camino le parecía eterno, caminaba y caminaba y
parecía no avanzar nada, además, la carga cada vez se volvía más pesada.
De repente, volteó la cabeza hacia su hombro para revisar al bebé, y un
ser que ya nada se parecía a un niño era lo que traía cargando.
Era un ser demoniaco
y bultoso horrible, que dijo: “mira mis dientitos”, enseñándole unos
inmensos colmillos. Al momento, el hombre lo tiró al suelo y se echó a
correr.
Al voltear a ver para atrás se dió cuenta de que ese ente se había transformado, y que ahora era un perro negro inmenso con los ojos rojos y espuma saliendo de su hocico. El animal comenzó a perseguirlo.
El
hombre corrió lo más rápido que pudo hasta llegar a su casa, entró y
cerró la puerta. Al verlo tan asustado, su esposa le preguntó qué era lo
que le había pasado, a lo que el respondió: he tenido un encuentro con
el mismísimo diablo.
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